España marca el camino a Europa en la seguridad antidrones
Fuente: LA RAZÓN.-
Los programas españoles para interceptar y neutralizar aeronaves no tripuladas han despertado el interés de muchos países.
Según el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en el año 2025 habrá más de siete millones de drones sobrevolando los cielos de Europa y no siempre se utilizarán para hacer el bien. Los drones son una herramienta fantástica para repartir medicinas o comida, pero también para perpetrar ataques terroristas usándolos directamente como armas, ya sea convirtiéndolos en bombas teledirigidas o en difusores de agentes químicos; espionaje; tráfico de drogas… El desarrollo de estos sistemas ha sido vertiginoso, tanto que ha habido que ponerse las pilas para inventar cómo pararlos. Es aquí donde entran los sistemas antidrones (C-UAS) y España cuenta con más de una decena de empresas que desarrollan tecnologías de este tipo. De hecho, España es pionera en este ámbito hasta el punto de que los programas desarrollados bajo el amparo de los Ministerio de Defensa e Interior son una referencia para el resto de Europa.
Las posibilidades son muchas. Para frenar a un dron, se puede hacer a lo bestia, derribándolo, o de forma más sutil, interceptándolo. La primera opción se conoce como “hard kill”, y se basa en atacar al dron, ya sea destruyéndolo con algún tipo de arma o cazándolo con otro dron, aves adiestradas u otros tipos de sistemas. El problema de este sistema es que un dron destruido puede caer en una zona habitada o las armas utilizadas para hacerlo causar daños colaterales. Es decir, este sistema no debería utilizarse donde viva gente. Para eso está lo que se conoce como “soft kill”, que se basa en el uso de energía para interferir o inutilizar la amenaza.