Mujeres como vigilantes de seguridad: inteligencia y prevención sobre fuerza bruta
Fuente: EMOTOOLS.-
Ser vigilante de seguridad es una profesión con futuro, existe demanda suficiente de trabajadores correctamente formados y el sector de la seguridad privada presenta más estabilidad laboral que otros, por lo que resulta una buena opción para las mujeres que desean incorporarse al mundo laboral con ciertas garantías, aunque hay que tener en cuenta que también tiene un importante carácter vocacional.
Otro de sus atractivos es que no existen desigualdades salariales entre hombres y mujeres. El Convenio Estatal de Empresas de Seguridad, fija con todo detalle los importes a percibir por los vigilantes de seguridad según sus categorías, los pluses, dietas y complementos, por lo que independientemente del género, se perciben los mismos salarios a mismo trabajo realizado.
En relación a la inclusión de las mujeres en el mundo de la vigilancia, algunos estudios apuntan a que estas pueden aportar ventajas claras a los equipos en los que son integradas:
- Pueden facilitar la detención y el cacheo de otras mujeres.
- Suelen negociar de forma más tranquila y en situaciones conflictivas, no son vistas como una amenaza por lo que pueden calmar los ánimos y llevar la situación bajo control con buenos resultados.
- En tareas de protección de personas o servicios de escolta, suelen pasar más desapercibidas tanto si actúan en pareja como si están de servicio en solitario.
- Aportan puntos de vista complementarios e igualmente válidos a la percepción masculina.
- Son muy buenas comunicadoras y suelen resultar imprescindibles en los controles de acceso.
- Necesidades de intervención.
Teniendo en cuenta que en la seguridad prima sobre todo la prevención y la capacidad de negociación y control en situaciones de riesgo, las mujeres pueden aportar mucho en ese sentido. Pese a la percepción que tiene la mayoría de la gente, de que un vigilante debe ser alguien que tenga fuerza física suficiente para enfrentarse a cualquier peligro, esa idea proviene del desconocimiento de cómo se ha de actuar si eres un buen profesional.
La prevención es la prioridad, no el enfrentamiento. De ahí que la inteligencia de un vigilante, su capacidad de intuición, negociación y serenidad sean las cualidades más buscadas, y éstas cualidades son comunes a ambos géneros, hombres y mujeres.
Los equipos de seguridad deben poder enfrentarse a múltiples situaciones de riesgo con las suficientes garantías, por ello las mujeres en general aportan formas necesarias de trabajar en el mundo de la seguridad. Pensar que una mujer no puede trabajar en seguridad porque es físicamente más débil que un hombre, es un error común. Una mujer convenientemente entrenada puede ser completamente eficaz a nivel operativo.
La mujer cada vez más presente en los equipos de vigilancia
El sector de la seguridad privada en España está formado por unas 100.000 personas, de las cuales unas 81.000 son vigilantes de seguridad. El resto lo forma el personal administrativo, logístico o del sector de la seguridad electrónica y alarmas.
Aunque tradicionalmente haya sido un sector esencialmente masculino, lo cierto es que en la actualidad cada vez más mujeres se van incorporando a la profesión de vigilantes de seguridad. Hace cinco años el porcentaje era de un 8%, pero la cifra se ha ido incrementando hasta llegar al 13% en la actualidad, lo que supone unas 10.000 mujeres profesionales de la vigilancia. Hay que tener en cuenta que ningún país europeo supera el 20% de mujeres en el sector de la seguridad privada, por lo que no estamos en absoluto alejados de la media, aunque hay que seguir trabajando para facilitar la incorporación de la mujer como vigilante de seguridad.
En general, siempre ha habido mayor presencia masculina en las profesiones de cierto riesgo como los cuerpos policiales, militares o los profesionales de la seguridad. Por eso las mujeres suelen esforzarse más para demostrar que están igual de capacitadas que sus compañeros y conseguir el mismo nivel de reconocimiento.
Los clientes suelen ser una de las principales causas de que predominen los hombres sobre las mujeres entre los vigilantes de seguridad. Suelen solicitar un vigilante con un perfil determinado ya que parten de la idea de que es mejor tener a un hombre fuerte al frente de la seguridad. Existe la idea preconcebida de que hay actividades que sólo pueden realizar los hombres, y piensan que un vigilante de seguridad ha de ser un hombre que intimide.
Sin embargo, aunque siguen siendo minoría tanto en el grupo de los vigilantes de seguridad, como en el resto de personal que compone una empresa de seguridad privada o de alarmas, las mujeres están avanzando firmemente hacia delante y ahora ya no resulta nada excepcional que veamos a una vigilante de seguridad de servicio en un edificio oficial, en un supermercado o haciendo rondas en vehículos de vigilancia. Pese a que en algunas empresas aún exista el llamado «techo de cristal» (un punto en el ascenso profesional del trabajador en que parece no existir impedimento alguno, pero no consigue alcanzar un puesto de mayor responsabilidad y salario), las mujeres también están alcanzando puestos directivos de la máxima categoría.